Sindabezi Island Camp

No tengo palabras para expresar lo mucho que me gustó este lugar. Básicamente teníamos una isla privada para nosotros solos, ya que no había otros huéspedes. El gerente, Timothy, realmente cuidó de nosotros, hace un Old Fashioned increíble, y fue agradable hablar con él junto al fuego. Nos engañó sobre la posibilidad de ver un hipopótamo desde nuestra habitación, ¡nos sorprendió y encantó el hipopótamo de espuma en la bañera llena de rosas que nos dibujaron!

Es genial que sólo se pueda llegar a los chalés en barco, ¡vimos muchos hipopótamos! El paseo en barco al atardecer es imprescindible. Y es muy cómodo, con deliciosos tentempiés. Las cataratas eran preciosas, de hecho vimos dos arco iris el día que fuimos. Sin embargo, la piscina de los ángeles fue uno de los mejores momentos de nuestro viaje. No hay que perdérsela. Es lo más guay que he hecho en mucho tiempo. Caminamos con rinocerontes, lo que fue genial y el último de los 5 grandes que nos quedaba por ver.

Fue un placer recibir un masaje gratuito. De nuevo, ¡muy amables por hacer una tarta de cumpleaños para Matt! Nuestra última noche allí, Horris el Hipopótamo vino a visitarnos (tengo una grabación de él comiendo junto a nuestro chalet y saltando al agua). Me gustaría volver aquí en verano, es un lugar precioso pero creo que se disfrutaría más con más calor. La visita a la escuela de Tongabezi fue sin duda lo más destacado, los niños eran monísimos y es estupendo ver cómo la empresa ayuda a la comunidad local.

La gente y los trabajadores eran maravillosos y agradables en cada uno de los complejos. Todos los lugares estaban limpios y eran muy cómodos. La comida era excepcional y de la mejor calidad en todos los complejos. Arathusa y Sindabezi eran lujosos, aunque Sindabezi no tenía electricidad en la isla había sin embargo energía solar. Nos encantó escuchar los sonidos de la naturaleza por la noche, y eso que no somos de acampar.

Qué maravillosamente agradable es estar en tu propia isla con un pequeño grupo de otros avezados viajeros. Contemplar el río Zambeze pasar junto a la terraza y los pájaros de colores posarse en los árboles cercanos es una mañana y una tarde cualquiera en Sindabezi. Los encargados trabajan muy duro para que todo salga bien y a menudo participan directamente en las actividades. No sé cómo preparan la comida para que sea tan sabrosa en un lugar tan pequeño. Esta gente se esfuerza mucho.
Me gusta el tipo de viajero que atrae el Sindabezi, un viajero que busca una experiencia diferente con importancia más hacia actividades tranquilas y más personales. Creo que me gusta más la vista de Zambia que la de Zimbabue de las cataratas, al menos durante el mes de abril.

Sindabezi es uno de los lugares más románticos en los que me he alojado. Aunque es bastante remoto y rústico, las vistas y los sonidos nocturnos son increíbles. Naturaleza salvaje total.

Sindabezi fue absolutamente fantástico, tanto que casi lloro cuando tuve que marcharme.